Resucitemos la intelectualidad Cristiana.



Parece que el cristianismo dejó de preguntarse y en ese sentido prefirió ya no responderse a los problemas que planteó la modernidad; la honestidad que asume Tomás de Aquino en su Suma Teológica recuerda la intelectualidad sincera y aguda del medioevo, incluso muchas de las divisiones de la cristiandad fueron parte auténtica de la búsqueda de la verdad Cristo-Céntrica, sin embargo, luego de la modernidad la búsqueda de la verdad genuina parece haber sido cambiada por el glamour del cristianismo ochentero, el Espíritu Santo parecía emerger en los escenarios más como una especie de showman, mientras a los cristianos en Latinoamérica se les instaba y hasta profetizaba para que abandonaran la academia, las artes y en muchos casos hasta su profesión por “servir a Dios”. La filosofía ya no era solo sierva de la teología, sino que debía ser desechada por mundana.

Aquino pensó, respondiendo a Aristóteles que Dios es el Ser, Ser que confiere el esse o acto de ser a cada uno de los entes del universo. En este sentido el esse no es un agregado, sino uno que funda y sostiene al ente desde su interioridad metafísica. Las preguntas que tuvo que responder el cristianismo por siglos tenían que ver en gran medida con la posibilidad lógica de la existencia de Dios, en tanto un ser trascendente, incausado, creador primero y Ser atemporal; así brillaron hábiles pensadores que nos heredaron un legado apologético invaluable como el de Agustín de Hipona cerca del año 350 d.C. él dice:

La fe constituye una condición inicial y necesaria para penetrar en el misterio del cristianismo, pero no una condición final y suficiente. Es necesaria la razón. La fe y la razón son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados.(1)

 

Agustín, en su comentario al evangelio de Juan capítulo 17 verso 3; escribiría que: "El Señor, con sus palabras y acciones, ha exhortado a aquellos que ha llamado a la salvación a tener fe en primer lugar, pero a continuación, hablando del don que debía dar a los creyentes, no dijo: «Esto es la vida eterna: que crean», sino: «Esto es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios, y a aquel que tú has mandado, Jesucristo»"

De esta forma, los filósofos cristianos iniciaban acorde a los tiempos respondiendo con argumentos y razones las preguntas que demandaba la edad media, el cristianismo no tuvo miedo intelectual ni se escondió para contestar a los grandes pensadores de la Grecia antigua, tal es el caso del argumento ontológico postulado por el filósofo, teólogo y monje benedictino Anselmo de Canterbury en el año 1078 en su obra Proslogion, y ni hablar de Tomás de Aquino con su Summa Theologiae escrita entre 1265 y 1274; un tratado que responde desde la razón a los cuestionamientos que se le hacían al cristianismo de la época. En definitiva, el cristianismo siempre tuvo respuestas y no se escondía en áreas grises hasta que un día…

Cogito ergo sum.


René Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna, en corto y pecando de reduccionista, podemos decir que su pensamiento fue en buena medida el de rechazar las verdades recibidas a priori, decía que para investigar la verdad era preciso dudar de todo en cuanto sea posible. Descartes sentó las bases del racionalismo que acentuaba el papel primordial de la razón sobre los sentidos, asegurando que a través de estos se pueden conocer verdades universales, postuló que el conocimiento podía ser verdadero basándose en las matemáticas por considerarlas como una ciencia segura; en buena medida su pensamiento malentendido o intencionalmente manipulado, es el inicio de el vuelco desmedido a las ciencias como única fuente de verdad, aparece así el cientificismo como la religión posmoderna.

Descartes nunca vio incompatible la creencia o existencia de un Dios trascendental y la razón.

El filósofo Harald Schöndorf en, “El papel de Dios en el pensamiento de Descartes”, dice: "que este en el Discurso del método, afirma que: "Dios nos dio la posibilidad de distinguir lo verdadero de lo falso. El hecho que Descartes mencione a Dios en la "Primera meditación" en relación con la verdad y la falsedad demuestra que Dios tiene una función bien definida en este texto: ser garante de la verdad. Esto se hace evidente en la "Tercera meditación", en la cual la prueba de la existencia de Dios está basada en nuestra contingencia y esto solo es posible gracias al Dios infinito cuya imagen es nuestra misma mente. Al estar presente el infinito de Dios en nosotros como idea, la prueba de la existencia de Dios no es una conclusión causal de la mera contingencia a un reino ontológico completamente diferente. Por lo tanto, la conclusión es válida"

Es entonces, el pensamiento posmoderno el que saca de contexto el postulado moderno, la modernidad líquida trajo consigo un híper-racionalismo donde Dios y el cristianismo poco a poco tenía menos cabida. De esta forma llegan pensadores como Marx, Nietzsche y Freud quienes fueron los tres grandes padres del ateísmo filosófico moderno, le siguen otros ateos o al menos agnósticos como Russell, Alfred Ayer, Jean-Paul Sartre, Camus, Heidegger y Foucault por mencionar algunos.

Es vital la resurrección de la intelectualidad Cristiana.

Esa intelectualidad que ahora es casi inexistente; los medios de comunicación están secuestrados por pseudo analistas, veo vital crear grupos que se instruyan hábilmente en teología natural, filosofía, política y comunicaciones. Necesitamos teóricos contra el progresismo y el marxismo cultural profundamente anti-cristiano.


El tiempo se agota para dejar de hacer absurdos como regalar Biblias a presidentes, orar y endosar apoyos a candidatos, orar dando siete vueltas en parlamentos. Hemos sido y seguimos siendo objeto de chiste y burla. La toma del poder influyendo y retomando activa y honestamente la academia, las escuelas y la ciencia, es la hora de una contra ideología cultural, es hora de tomar la artes, el cine la música, insertar las ideas de Cristo en cada familia y donde esta se mueva como sujeto, debemos retomar la sexualidad con una batalla frontal contra la ideología de género, esto solo es posible dejando de ser los "raros de la cuadra". y aunque pocas, tenemos poderosas y claras luces sobre lo que hay que hacer, en referentes como: Anselmo de Canterbury (1093-1109), Tomás de Aquino (1225-1274), y en la actualidad Norman Geisler (1932-) o Lane Craig (1949-) por mencionar algunos.



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