Nada volverá a ser igual, pero no tiene porqué ser peor.

Por. Jonás Herrera

Tiempos de pánico, ansiedad, tribulación miedo, pero ¿miedo a qué?, el miedo es la interrupción súbita del proceso de racionalización y si bien esta es una interrupción necesaria extendida en el tiempo nos paraliza. Tenemos ¿miedo a qué?, ¿miedo de la peste?, ¿miedo a perder nuestro empleo?, ¿miedo de morir?, o quizá a lo que verdaderamente le tenemos miedo sin darnos cuenta es a vivir.

El miedo es escudo y a la vez paralizante, es antídoto y a la vez cicuta, es la angustia a lo desconocido, desesperación en la calma y la incertidumbre de lo venidero, incertidumbre que conduce a dos caminos: a la más devastadora pena o al más grande renacer, re pensarse amaneciendo un día sin nada es también liberador, encontrase desnudo en un mundo distinto y más solidario es esperanzador, a lo mejor una quimera. Hoy vimos y de golpe que frente a nuestro existir teníamos todo lo suficiente, todo lo que necesitábamos.

¿Qué corona tienes virus para sacar lo mejor del ser humano?, ¿Qué poder mantienes para hacer reverdecer los pastos?, Dime tu secreto, ¿cómo haz hecho para que vuelva a ver a mi vecino?, que contradicción es este virus; que a algunos mata,  pero a otros les devolvió la vida.

Luego nos encerraron por la fuerza, las calles vacías están, el miedo ha regresado, el miedo a estar frente a nosotros mismos, miedo a que el ruido de la ciudad hoy no anule lo que verdaderamente soy. Tengo miedo que la adulación constante de la gente no llegue hasta mi casa y se expongan mis miserias. El mundo se encerró, y no parece tan malo, cuando el mundo se encerró fuimos más libres, a lo mejor más humanos. Cuando el mundo se encerró dejamos de estar presos, volteamos a vernos. Cuando el mundo se encerró la naturaleza renació, a lo mejor era necesario. 

Lo que si es cierto es que nada volverá a ser igual. Es tiempo de no tener miedo y priorizar la vida, tiempo de idear otro mundo, un tiempo que se lleve nuestro miedo de parar, de ser, de vernos y ver a otros, es un tiempo de detenernos en el hoy.

Y por ahora la libertad parece un imposible donde solo queda mi voluntad, la libertad que obliga voluntaria esclavitud.


Y nada volverá a ser igual, pero no tiene porqué ser peor.

Comentarios

Entradas populares